UNA MIRADA A LA COMARCA DE CALATAYUD
Las tierras de la Comarca Comunidad de Calatayud han estado habitadas desde los albores de la humanidad. Su extraordinaria situación geográfica y la riqueza natural que posee han sido el motivo por el cual el ser humano la haya elegido desde la prehistoria para asentarse.
Aunque la riqueza natural de la Comarca pasa desapercibida en la mayoría de las veces incluso para los propios habitantes de la misma, nada tiene que envidiar a otras zonas de Aragón como el Moncayo o los Pirineos. Las sierras centrales del Sistema Ibérico que la atraviesan atesoran y encierran una naturaleza exuberante, con especies y lugares que podemos definir como auténticamente salvajes. Estamos en un territorio amplio, diverso y con un amplio abanico de ecosistemas que acogen una diversidad apabullante de paisajes, flora y fauna:
Hay especies vegetales como la Centaurea pinnata, pequeña planta endémica de estas serranías que ha sido catalogada a nivel mundial pero que está en peligro de extinción. También tenemos endemismos iberonorteafricanos en las estepas y los únicos bosques de alcornoques (Quercus suber) de toda la comunidad autónoma en la Sierra de la Virgen, a caballo con la vecina Comarca del Aranda.
En cuanto a la fauna, esconde los últimos reductos de una especie tan emblemática como el Águila perdicera (Hieraaetus fasciatus), la rapaz más escasa de Aragón y catalogada como en peligro de extinción o las únicas poblaciones del molusco gasterópodo Melanopsis penchinati, pequeño caracolillo que habita exclusivamente en las aguas termales de Alhama de Aragón.
Y todo este conjunto inmerso en unos paisajes únicos y siempre cambiantes como las lunares estepas de yesos de Armantes y el Jiloca, los frondosos bosques de pinos y encinas en las Sierras de Vicor o la Virgen, los espectaculares cañones del Mesa , Jalón y Piedra, donde encontramos el maravilloso parque del Monasterio de Piedra, las vegas de los ríos, sus riberas y sus cauces…Buena muestra de toda esta riqueza natural es la existencia de nueve espacios declarados Lugares de Interés Comentario (LICs) y otros tres Zonas de Especial Protección para las aves (ZEPAs), basados en la existencia de ecosistemas de interés especial o en especies de flora y/o fauna singular.
Pozo de los chorros, Bijuesca. Fotografía José Luis Cortés
Más de 1000 yacimientos arqueológicos atestiguan la presencia humana en este territorio desde hace más de medio millón de años, los inmensos talleres de silex ubicados en el valle del Jiloca son buena prueba de ello.
Pero es sin duda la Edad Antigua la que nos ha aportado los yacimientos más espectaculares. Las ciudades celtibero romanas de Arcóbriga, la legendaria Segeda, y la majestuosa Bilbilis Augusta, cuna del inmortal Marcial.
En la actualidad estos yacimientos están siendo excavados por reconocidos profesionales de la Arqueología que campaña tras campaña, con sus descubrimientos, van aportando importantes datos a los anales de la historia y algunos son objeto de recreaciones históricas como los Idus de Marzo y la Vulcanalia en Segeda (Mara). Gran parte de los hallazgos encontrados en Bilbilis se exponen en las modernas instalaciones del Museo de Calatayud.
Con la entrada de los musulmanes en torno al año 711 y hasta el 1120 nuestros pueblos sufrirán importantes transformaciones de las que todavía hoy en día se conservan restos. Quizás el testimonio más importante de esta época sean los numerosos e inconfundibles castillos que se levantan en nuestros pueblos, realizados en tapial, y que guardan más de mil años de historia y leyendas entre sus muros. Sin duda, destaca entre todos ellos el conjunto fortificado islámico de Calatayud, datado en el 716, con sus cinco fortalezas, murallas y puertas; y destaca porque es el más grande y antiguo que se conserva en la Península Ibérica y quizás en el mundo islámico.
Durante este convulso periodo, alguno de nuestros pueblos fue testigo de las andanzas del Cid Campeador reflejadas posteriormente en el Cantar del Mío Cid y el visitante tiene la opción recorrer estas localidades siguiendo los pasos del mítico héroe.
En al año 1120 el rey Alfonso el Batallador conquista estas tierras para la Cristiandad y fundó la Comunidad más antigua de Aragón, La Comunidad de Aldeas de Calatayud, reorganizando este territorio bajo la capitalidad de Calatayud.
Durante estos años florece en nuestro entorno más cercano el Románico. En los pueblos de nuestra Comarca quedan escasos restos de edificios pertenecientes a esta tipología arquitectónica, pero los conservados son de una excelente calidad entre los que destacan la iglesia de San Miguel de Llumes o el conjunto religioso militar de Monreal de Aríza levantado, según algunos autores, por los Caballeros del Temple.
Conjunto Fortificado, Monreal de Aríza. Fotografía José Luis Cortés. |
La vinculación del Batallador con las órdenes militares hace que en nuestra Comarca Templarios, Hospitalarios y Caballeros del Santo Sepulcro establezcan fundaciones a partir de la muerte del Soberano, como es el caso de la Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud.
El mudéjar pervive en casi todos nuestros pueblos desde el siglo XII hasta bien entrado el siglo XVIII. Tenemos excelentes ejemplos tanto en arquitectura religiosa como en arquitectura civil. El término mudéjar proviene del árabe mudayyan, que significa “aquél a quien ha sido permitido quedarse”. Tras la conquista del Batallador de estas tierras numerosos musulmanes mantuvieron sus casas y oficios bajo el poder cristiano durante más de cuatrocientos años.
Iglesia de San Félix . Torralba de Ribota, Fotografía. Jorge Miret |
Declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2001, el mudéjar de la Comunidad de Calatayud presenta unas peculiaridades únicas y excepcionales, como es el caso de las iglesias fortaleza en Torralba, Cervera de la Cañada, Tobed, la de las Santas Justa y Rufina, Santa María de Maluenda o el campanario mudéjar más alto de la cristiandad, el de la Colegiata de Santa María de Calatayud. Muchas de estas obras fueron realizadas bajo el mecenazgo del Papa Luna.
Tanto el Gótico como el Renacimiento aparecen estrechamente vinculados al mudéjar, tanto en técnica como en decoración. La utilización de la piedra labrada, como material de construcción, nos deja en la Comarca de la Comunidad de Calatayud durante los siglos XV y XVI escasos pero buenos ejemplos de estos estilos artísticos: las iglesias de Aríza y su zona de influencia, Ibdes, Torrijo de la Cañada o Fuentes de Jiloca son los ejemplos más impresionantes de este periodo.
Interior de la Iglesia de la Asunción. Fuentes de Jiloca. Fotografía José Luis Cortés. |
En cuanto a las artes decorativas florecen en estos años numerosos talleres de pintura, escultura y orfebrería que nutren las iglesias y conventos de la Comarca. Son muy interesantes los conjuntos pictóricos de Torralba de Ribota, Velilla, Morata de Jiloca y sobre todo Maluenda.
En escultura durante estos años se ejecuta la fastuosa fachada de alabastro de la Colegiata de Santa María de Calatayud, uno de los conjuntos Platerescos más hermosos y mejor conservados de Aragón.
El barroco trasforma la fisonomía de numerosos edificios religiosos de la Comarca. La voluptuosidad de formas llena de ornato y oropel los espacios de nuestros templos llenándolos de impresionantes conjuntos escultóricos y pictóricos fruto del fervor popular.
Impresionantes edificios como la Colegiata del Santo Sepulcro o el conjunto de edificios levantado por los Jesuitas en Calatayud se levantan durante los siglos XVII y XVIII. Otros sufren profundas transformaciones que cambian radicalmente su fisonomía creando suntuosos espacios como el coro y capillas de la Colegiata de Santa María de Calatayud o las de la Virgen de la Peana en Ateca y del Sto. Misterio de Aniñón. En la decoración de estos interiores intervienen artistas de la talla de Francisco de Goya, cuya obra se conserva en la iglesia de San Juan el Real de Calatayud.
Capilla del Santo Misterio, Aniñón. Fotografía José Luis Cortés. |
Pero la religiosidad no solo queda plasmada en el arte, así el fervor popular se manifiesta en las celebraciones litúrgicas y sale a la calle. Hoy en día perduran algunas de estas tradiciones como las procesiones del Santo Entierro de Calatayud, Ateca y Torrijo o los “abajamientos” de Ibdes y Jaraba.
La arquitectura civil de esta época queda reflejada en varios palacios repartidos por distintas localidades de la Comarca entre los que destacan la Casa Grande de Villarroya de la Sierra y el Palacio de Liñán en Ibdes.
El racionalismo de la ilustración deja su huella en numerosos edificios de la Comarca entre los que destacan los elegantes palacios de la Comunidad de Calatayud y de Warsage.
A partir de mediados del siglo XIX el termalismo hace furor entre las clases altas de la sociedad española. En los puntos de referencia en el termalismo de la Comarca de Calatayud, Alhama , Jaraba y Paracuellos de Jiloca, comienzan a construirse imponentes conjuntos termales dotados de las más modernas instalaciones en aquel momento. El eclecticismo, el art-nouveau o el modernismo quedan reflejados en las elegantes edificaciones de estos centros de ocio y salud.
La revolución industrial traerá en esos años el progreso y la modernidad. Se construyen infraestructuras de comunicaciones, complejos industriales (azucareras y alcoholeras) de los que todavía se conservan orgullosas chimeneas.
El patrimonio etnográfico que todavía queda en pie en numerosos pueblos de la Comarca es de un incuestionable valor. El agua, como bien preciado, ha sido la protagonista indiscutible de la vida cotidiana de nuestros pueblos desde la antigüedad. Los ingenios de aprovechamiento hidráulico como, norias, batanes, azudes, arcas, pozos, acequias, molinos de papel, de pólvora, puentes etcétera han sido y son protagonistas de nuestra vida cotidiana.
El paisaje rural aparece jalonado de tipologías arquitectónicas peculiares como apriscos, parideras, neveras, palomares, ermitas y sin fin de peirones y mojones que delimitaban los términos municipales.
Todo esto hace que el patrimonio de la Comarca Comunidad de Calatayud goce de un gran aprecio de sus habitantes y de todo aquel que se acerca.... si quieres te acompaño a descubrirlo.
Texto: José Luis Cortés Perruca.